sábado, 26 de junio de 2010

¡República, ya!

Yo sé que por alguna razón siempre he estado en contra de la monarquía, y aquí, en Los Ángeles, he encontrado la razón definitiva para pedir el final de tan apochada institución: cuesta un dineral.

Desde que he llegado a Los Ángeles, por alguna razón que no alcanzo a comprender, mis dientes se han vuelto de un material que no vale para nada: mierda. Tras la última visita en la que fui obsequiado con una hermosa corona pensé que no iba a tener que volver a pasar por este trance, pero empecé a notar cierta molestia en otra de las muelas (del otro lado de la boca) y me acerqué por allí para que me dijeran que todo estaba bien. Pues no; me hicieron radiografías de toda la boca, y tuvieron la delicadeza de informarme que tenía ocho, repito, OCHO, caries más. Yo, ingenuo de mí pensé que me dirían que son muy pequeñas y que no me preocupase, pero no fue así, una de ellas requeriría de nuevo pasar por el ancestral proceso monárquico de la coronación, las otras siete podían esperar unos meses.

Y así estoy, con una nueva corona en la boca más "Real" que hay en esta orilla del Rio Rojo... ¡República, ya!

3 comentarios:

  1. Pues en esto de los piños todo es empezar. Después de la realeza viene los implantes, porque por un extraño fenómeno todo lo que te ponen en la boca se pudre, y cuanto más caro más pronto se pudre. Te lo digo por experiencia. Dicen que los materiales son caros, pero ¡puñetas! si los ponen en cantidades infinitesimales. Que si titanio, que si esmaltes de no se qué, pero todo en pedacitos tan minúsculos que necesitarías una lupa del tamaño del pandero de la Bombi para verlo. Ya verás la que te espera...

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  2. Es lo que tiene pasarse el día comiendo guarrerías Andrés. Los gofres de tu niñez no se han olvidado de ti.

    Abrazos.

    Roman Kosecki.

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  3. Míchel, mañana tiro pa New Orleans a comer un poco de pollo frito. Sabes que me quedo en tu país hasta el 18. Dame un toque algún día perro bin laden.

    Abrazos.

    Diego Pablo Simeone.

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