lunes, 24 de mayo de 2010

Sir Ridley Scott

Esta noche la fortuna me ha sonreído. De oreja a oreja. No me han tocado los euromillones, cosa que creo que hubiera sido mejor, pero escuchar hablar a una leyenda no tiene precio.

He acudido al Teatro Aero de Santa Mónica a un evento organizado por la sociedad de diseñadores de producción, con el único interés de volver a ver en pantalla grande Gladiator y que luego Arthur Max, el Production Designer, nos hiciera partícipes de los intríngulis de la película, pero además se ha presentado por sorpresa una leyenda viva: Sir Ridley Scott.

Cuando al acabar la proyección, el tipo que moderaba, nos anuncia que a modo de sorpresa va a venir Ridley Scott, el corazón casi se me sale del pecho. Es un tipo de elegancia británica (aunque los calcetines eran un poco jodidos) y con un humor típico de las islas. Y cuando parecía que iba a ser políticamente correcto, el tipo no se ha mordido la lengua:

De Gladiator nos contó como en una de las tomas el personaje que sale no es Russel Crowe, sino su doble, ya que ese día Russel no presentó al rodaje. También que Oliver Reed, que falleció durante el rodaje, tenía problemas de bebida y que aunque le había prometido no beber durante el rodaje, se escapó un día a las 5 de la tarde a un pub, se puso moradito, y allí cayó redondo.

De Robin Hood, nos ha desvelado como en la primera escena, lo que se del bosque quemado, realmente queman el bosque, ya que es un bosque de esos que se cortan cada x años y los dueños les dejaron hacer lo que quisieran. Y además que en la última escena en la playa, el acantilado está añadido digitalmente ya que no encontraron una playa con esas características. Al referente de esto también nos ha contado como Russel Crowe quería rodar en los acantilados de Dover, y Ridley le intentaba explicar que los acantilados de Dover no tienen esos accesos a la playa y que en el caso de que los hubiera, en esas playas no pueden meter los caballos porque son playas de guijarros del tamaño de un puño. Pues bien, esto que he escrito en un párrafo, le llevo dos horas hacérselo ver al australiano.

Tras decir que lo que se hace en Hollywood le aburre que le mata y que lo que más disfruta son las películas independientes, considerando que era suficientemente tarde, tras mirar su reloj, se ha puesto de pie y con un: Well, that's it! ha dado por concluida la sesión. Si es que tiene maneras de caballero de la corona británica.

Y yo tan contento y, de nuevo, dándome cabezazos por no llevar encima la máquina de fotos compacta que quería únicamente para este tipo de ocasiones. Me la voy a grapar a la muñeca.

martes, 18 de mayo de 2010

Arte

La vida del artista es dura. La incomprensión, las críticas, el vacío institucional,... todo sin un verdadero motivo. El arte es arte, y cada uno lo interpreta a su manera. Eso es así.

Bueno, estas estupideces vienen a cuento porque más vale prevenir. Ya me están empezando a llegar las primeras críticas por parte del profesorado y gente de la industria. Y he de confesar, que no son muy alentadoras.

El primero en ver el corto fue mi profesor de dirección. Si es que se le puede llamar así. Nunca nos ha dado una clase normal, siempre contando batallitas. Pues bien, su primera impresión: estupendo, magnífico, bien hecho. Todos en clase sabemos que su opinión no cuenta porque básicamente pasa tres pueblos de nosotros, así que no la tengo en cuenta.

Justo después de él, para crear un poco de polémica, fui a ver a nuestro jefe de estudios. Salió escandalizado. Un bodrio insufrible, donde esta la historia, y demás lindezas, me hacían sospechar que quizá el profesor de guión tampoco había puesto todo lo que había que poner por su parte. Yo, en cuanto a este aspecto discrepo, porque por otro lado, he obtenido buenas críticas del guión y fue lo que hizo tener a gente currando gratis en el proyecto.

A continuación se lo enseñé al profesor de cinematografía, en cuyo criterio confío, y le gustó mi manera de rodar, pero tenía ciertos peros con algunas escenas. Yo estoy de acuerdo con él, y por ello le he hecho caso.

Mi profesor de guión, de nuevo, ha tenido buenas palabras para mi dirección y para el look de la película, pero me ha dicho que tengo que recortarla a la mitad (en ello estoy).

Un tipo que conozco aquí en Los Ángeles, que lleva 20 años en la industria, se unía a la opinión del jefe de estudios en cuanto a lo aburrido de la película, pero iba un poco más allá, la tachaba de autoindulgente.

Pero las palabras que más me han gustado son las del profesor de edición: "evocar aburrimiento no consiste en aburrir a la audiencia". Por lo visto esto se lo dijeron a él en su segundo proyecto en la universidad. Debe ser algo que se transmite de generación en generación o algo así.

Así que ya sabéis, cuando os enseñe la película, no dudéis en decir lo que pensáis, porque los palos ya me los he llevado, y probablemente para entonces ya tendré la piel curtidita.

jueves, 13 de mayo de 2010

Ganando

No me refiero ni a las carreras de coches, ni a las de caballos, ni a las apuestas deportivas, ni siquiera me refiero a la popularidad que tanto se estima en esta industria. Simplemente me refiero a los kilos; Ganando kilos. Por alguna extraña razón, he entrado en una fase en la que "retengo líquidos" y esa retención me ha hecho llegar a la cifra nada desdeñable de XX kilos. Eso sí, la verdad es que la grasa se reparte bastante bien, no parece que haya ganado tanto como lo que en realidad he ganado.

Nada más enterarme de que estaba en cifras "británicas", decidí poner remedio al asunto. Siempre se ha dicho que un buen régimen se empieza en el supermercado, ¿no? Pues decidido, me personé allí y me puse a hacer una de las compras más sanas que recuerda la Historia. Mucha fruta, verdura, pollo, etc... 
Yo estaba decidido y nada me lo iba a impedir, hasta que algo se interpuso entre el régimen y yo: las comidas fuera de casa. Fue hacer la compra y por arte de magia, me veía decidiendo continuamente, que casi era mejor comer fuera de casa, así que la cosa, pues evidentemente empeoraba.

A grandes males, grandes remedios. Me calcé las zapatillas de deporte y empecé a correr por la zona. Y se confirmó: mi cuerpo no quería correr. Ya llevaba yo un tiempo con molestias en el tendón de Aquiles, y pensé que se irían al hacer algo de deporte, pero simplemente hizo empeorar el dolor. Lleno de decisión deportiva, decidí ir al médico para que me mandase algo sanador que me permitiese ponerme a tono. Me presenté en la clínica a la que me había mandado el seguro médico y me atendió un médico ruso, con alguna dificultad para expresarse en inglés. Tras una conversación de besugos que aquí no me atrevo a transcribir, el doctor, llegó a la conclusión de que no tenía que llevar a cabo actividades que incrementasen el dolor. ¡Manda cojones! Una carrera más bien difícil y años de experiencia para decirme que evite las actividades que me provocan el dolor. Ante mi carcajada (que prometo no pude contener), el buen hombre, tartamudeando, añadió que me iba a recetar unas pastillas.

Ya de nuevo en la sala de espera, lleno de "orgullo y satisfacción" (que diría vuestro monarca) por haberle hecho ver a médico la perogrullada de su diagnóstico, me llama la enfermera para darme la receta. Ante la mirada atónita de esta, de nuevo me entra la risa: Ibuprofeno 400mg tres veces al día durante 3 meses.

Así que aquí sigo, "reteniendo líquidos". Espero tener más suerte con los euromillones este fin de semana.