jueves, 19 de agosto de 2010

Practicando el Judaismo

Entre mi agnosticismo y mi ateismo, en las últimas dos semanas he encontrado un hueco para acercarme a una famosísima religión, el judaísmo. Todo ha sido a través de un profesor de fotografía de la escuela, que es judío polaco, comunista y casi pro-palestino. Todo un personaje.
El primer contacto se produjo a raiz del estreno del documental "A film unfinished" ("Una película inacabada"), sobre el descubrimiento de una bobinas de película que los nazis grabaron en el gueto de Varsovia, en las que hacían a los judíos allí atrapados interpretar escenas en las que, evidentemente, se reafirmaba la postura que los alemanes tenían hacia los judíos. El evento lo organizaba la embajada de Israel (o el consulado) y tenía lugar en el museo del Holocausto. Con más de media hora de retraso (aparentemente una nota de identidad en los Israelíes es que a todo llegan tarde) empezó el evento. Todo hacía presagiar que sería una noche en la que las medallas harían presencia y en la que todos se congratularían. Pues no, allí había reacciones de todo tipo, y al final, acabaron a base de descalificaciones unos con otros. Unos defendían a los republicanos, otros a los demócratas; unos defendían a los noticiarios de Fox News (de tono republicano amarillista), otros los defendían. Unos demostraban su amplio conocimiento acerca del exterminio judío y la mentalidad nazi, otros (entre los que se encontraba la directora) simplemente decían estupideces al respecto. Y de la película, pocos hablaban. La sensación es que no gustó y a mi, personalmente, me aburrió. Al acabar, mi profesor dice "junta diez judios a discutir y defenderán hasta trece posturas diferentes". Muy acertado con lo que allí ocurrió.
Tras esto fuimos a un Deli (restaurante) judío, para seguir mi bautismo. Pepinillos en vinagre (que generalmente habría rechazado, pero que al tratarse de algo tan importante como mi primer contacto con la potencia judía de Hollywood, tuve que comer), una sopa de fideos con una bola de masa en el medio (que estaba bastante buena) y un sandwich de pastrami (delicioso), acompañados de una bebida repulsiva que mezclaba leche y una bebida carbonatada. El caso es que ya estaba preparado para ser judío.
A la semana siguiente, el jueves, me llama mi profesor y me dice que una productora judía le ha invitado al estreno de otro documental, "Tillman" sobre un jugador de fútbol americano que se enlista en los marines, muere por fuego amigo en Afganistán y el gobierno de George W. Bush, intenta ocultar esto a la familia. Aquel día, demostré que mis cualidades de judío están intactas: fui yo el que llegué 20 minutos tarde al evento, y mi profesor 30, pero nos nos preocupó porque la proyección se retraso 45 minutos. Los dos, como buenos judíos, sabíamos que nuestro retraso no sería significativo. (Está claro, que mis múltiples retrasos durante mi vida, tenían que significar algo, no podían ser simplemente que yo era un desastre y que soy un impuntual. Mi verdadera religión me lo ha descubierto). Este documental, fue bastante más interesante y entretenido que el otro, pero aquí nadie peleó con nadie, nadie hizo exposición de sus puntos de vista políticos, ni nadie demostró su desconocimiento del tema. La gente se apresuró hacia el hall, porque les esperaba comida y bebida gratis, y por lo visto cuando hay comida de por medio, no se andan con tonterías. Mi profesor me dijo "prepárate para la pelea por la comida". Cuando conseguimos llegar a las mesas, nos encontramos con unos fiambres a los que acompañaban unos pepinillos y queso. Nada de la comida era Kosher, pero la gente comía como si lo fuese por partida doble.
Fue interesante ver a ciertos actores de carne y hueso que acudieron al estreno: Josh Brolin (que era el narrador), James Brolin (mítico de la serie Hotel, y padre del narrador), Chris Pine (el nuevo capitán Kirk de Star Trek), Emile Hirsch (El pollo de la peli de Sean Penn, "Hacia Rutas Salvajes") y otro que no recuerdo el nombre pero que tenía tremenda cara de palo.
Tras el evento mi profesor me dijo que ya era totalmente judío, así que en breve me compraré una estrella de David para poder demostrar en la comunidad de Hollywood que ya pueden considerarme uno de ellos.
Por lo que no paso es por lo de la circuncisión.

viernes, 30 de julio de 2010

Hombre de costumbres

Hacía ya bastantes años que no me examinaba en una universidad. Fue en junio de 2002 cuando realicé el último examen de Farmacia. Me acuerdo que tenía un ritual (totalmente supersticioso) que consistía en llegar una hora antes del examen, exactamente, repasar los apuntes desde el principio al final, a base de resúmenes de la asignatura que fuese. Cinco minutos antes de empezar el examen corría hacia la puerta y sin pararme a hablar con nadie (no fuera a ser que se me olvidase algo) entraba en el examen.
Pues bien, después de este estresante mes y medio en la universidad de UCLA, en el segundo examen que tuve ayer, me di cuenta de que había hecho exactamente lo mismo que hacía durante la carrera, pero esta vez, de manera totalmente inconsciente. Me hizo gracia ver como siete años de carrera habían dejado un poso tan... estúpido. Porque la verdad es que es una tontería.
La cosa es que he acabado bastante bien ambas asignaturas, cuyas notas en los trabajos que hemos tenido que realizar durante el curso me dan cierta "autoridad moral" para seguir con ganas con el libro de Garci. No sé como acabarán las notas tras los dos exámenes finales, pero en Historia del Cine Americano llevaba una media de B+ y en Historia del Cine Africano, Asiático y LatinoAmericano una media de A.
Y de relax nada que ya he empezado con clases de guión en la New York Film Academy para prepararme para el segundo año.

miércoles, 7 de julio de 2010

Estándares

Muchas veces en la vida, se definen lo que vienen a ser los estándares. Y me refiero a estándar en el sentido que le da el diccionario de la Real Academia Española: Que sirve como tipo, modelo, norma, patrón o referencia. Es decir aquellos eventos, actos, productos o acciones que definen a lo que debe aspirar cualquier cosa, animal o persona que intente participar en el campo referido.

Y me voy a explicar. Entre este fin de semana y el día de hoy, se han definido dos estándares que me han llenado de alegría: el primero, el estándar de las aspiraciones futuras de cualquier equipo español de fútbol que participe en un Mundial. Han conseguido, de manera histórica, llegar a la final de un Mundial de fútbol, evento que antes nunca había ocurrido y por tanto pues han establecido a lo que hay que aspirar de ahora en adelante en cualquier Mundial. Pues bien, este equipo ya había establecido un estándar anterior, vencer en la final de la Eurocopa, había hecho que la participación futura en esa competición tenga una aspiración que no puede ser menor que la de volver a ganar una Eurocopa. Por lo tanto, al ser el Mundial una competición de mayor nivel (supuestamente) que la Eurocopa, se dice que este equipo ha superado el estándar establecido. 

Todo esto nos demuestra que con entrega y voluntad es posible superarse y superar cualquiera de las barreras que se nos plantean.

El segundo estándar establecido este fin de semana, lo ha establecido un amigo mío que ha venido de visita a Los Ángeles. Miguel ha conseguido establecer un estándar de oro en lo que se refiere a las visitas futuras a esta humilde morada. No le han importado ni las reglas, ni el peso, ni los retrasos, ni siquiera los posibles interrogatorios con guantes de látex en algún aeropuerto norteamericano. Repito, de ahora en adelante, nadie que venga a visitar y quiera dejar una buena impresión puede hacer algo menos de lo que ha hecho Miguel, ha definido el estándar de la visita transoceánica, ¡ha traído 5 kilos de jamón serrano del bueno envasados al vacío!

Todavía me debato entre cual de los dos estándares establecidos esta semana me han producido más ilusión: el del corazón o el del estómago.

sábado, 26 de junio de 2010

¡República, ya!

Yo sé que por alguna razón siempre he estado en contra de la monarquía, y aquí, en Los Ángeles, he encontrado la razón definitiva para pedir el final de tan apochada institución: cuesta un dineral.

Desde que he llegado a Los Ángeles, por alguna razón que no alcanzo a comprender, mis dientes se han vuelto de un material que no vale para nada: mierda. Tras la última visita en la que fui obsequiado con una hermosa corona pensé que no iba a tener que volver a pasar por este trance, pero empecé a notar cierta molestia en otra de las muelas (del otro lado de la boca) y me acerqué por allí para que me dijeran que todo estaba bien. Pues no; me hicieron radiografías de toda la boca, y tuvieron la delicadeza de informarme que tenía ocho, repito, OCHO, caries más. Yo, ingenuo de mí pensé que me dirían que son muy pequeñas y que no me preocupase, pero no fue así, una de ellas requeriría de nuevo pasar por el ancestral proceso monárquico de la coronación, las otras siete podían esperar unos meses.

Y así estoy, con una nueva corona en la boca más "Real" que hay en esta orilla del Rio Rojo... ¡República, ya!

miércoles, 23 de junio de 2010

En el camino de la cordura

Y para no aburrirme durante el verano, me he apuntado a un par de clases de los cursos de verano de la Universidad de California, Los Ángeles (UCLA): Historia del Cine Americano e Historia del Cine Asiático, Africano y Latino-Americano.

Esta va a ser la primera semana de curso, pero desde luego, lo realizado en estos pocos días, ha sido intelectualmente estimulante. Se que suena pedante la expresión, lo reconozco, pero en la NYFA el nivel cinéfilo y cultural brilla por su ausencia. Y ojo, esto lo dice alguien que no se pierde una de James Bond, pero la vida tiene que estar equilibrada.

He empezado bastante intensamente, clases de seis horas de duración, en las que vemos películas, empezando por las pioneras del cine (Meliés, Lumiere, Edison), hasta cine mudo, musical y por ahora japonés. No todo me ha gustado, cosa que me diferencia un poco del ambiente general, en el que hay cierto borreguismo y miedo a decir que algo no gusta; pero bueno, son culturetillas, no pueden ser perfectos.

El caso es que resulta curioso que el profesor de Historia del Cine Americano y la profesora del otro curso están casados, o como lo pintó la profesora al hacer referencia uno de los alumnos a la manera de impartir clases del otro profesor: "si, ese hombre con el que duermo todas las noches [caras de espasmo entre el alumnado]... de manera legal [risitas]".

Pues bien, la profesora resulta ser argentina (porteña, creo yo, por la manera de aspirar las eses) y aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid me presenté al final de la clase y le conté que estaba escribiendo un libro sobre el Cine de José Luis Garci; y le entusiamo la idea. Le comenté que me gustaría saber un poco más sobre el impacto en Argentina de su primer cine, y a las pocas horas me mandó su tesis en la que se referencia los cortes sufridos por sus películas por parte de la dictadura argentina. No solo eso, sino que la buena mujer me ha dado enlaces y teléfonos para que siga investigando. Y lo que más me ha impresionado, es que me ha pedido que le deje Canción de Cuna (1994).

¡Sabía que si indagaba, acabaría encontrando a alguien más a parte del "incombustible Cortina" (ojo, no es ningún boxeador) que mostrase interés en el libro!