sábado, 26 de junio de 2010

¡República, ya!

Yo sé que por alguna razón siempre he estado en contra de la monarquía, y aquí, en Los Ángeles, he encontrado la razón definitiva para pedir el final de tan apochada institución: cuesta un dineral.

Desde que he llegado a Los Ángeles, por alguna razón que no alcanzo a comprender, mis dientes se han vuelto de un material que no vale para nada: mierda. Tras la última visita en la que fui obsequiado con una hermosa corona pensé que no iba a tener que volver a pasar por este trance, pero empecé a notar cierta molestia en otra de las muelas (del otro lado de la boca) y me acerqué por allí para que me dijeran que todo estaba bien. Pues no; me hicieron radiografías de toda la boca, y tuvieron la delicadeza de informarme que tenía ocho, repito, OCHO, caries más. Yo, ingenuo de mí pensé que me dirían que son muy pequeñas y que no me preocupase, pero no fue así, una de ellas requeriría de nuevo pasar por el ancestral proceso monárquico de la coronación, las otras siete podían esperar unos meses.

Y así estoy, con una nueva corona en la boca más "Real" que hay en esta orilla del Rio Rojo... ¡República, ya!

miércoles, 23 de junio de 2010

En el camino de la cordura

Y para no aburrirme durante el verano, me he apuntado a un par de clases de los cursos de verano de la Universidad de California, Los Ángeles (UCLA): Historia del Cine Americano e Historia del Cine Asiático, Africano y Latino-Americano.

Esta va a ser la primera semana de curso, pero desde luego, lo realizado en estos pocos días, ha sido intelectualmente estimulante. Se que suena pedante la expresión, lo reconozco, pero en la NYFA el nivel cinéfilo y cultural brilla por su ausencia. Y ojo, esto lo dice alguien que no se pierde una de James Bond, pero la vida tiene que estar equilibrada.

He empezado bastante intensamente, clases de seis horas de duración, en las que vemos películas, empezando por las pioneras del cine (Meliés, Lumiere, Edison), hasta cine mudo, musical y por ahora japonés. No todo me ha gustado, cosa que me diferencia un poco del ambiente general, en el que hay cierto borreguismo y miedo a decir que algo no gusta; pero bueno, son culturetillas, no pueden ser perfectos.

El caso es que resulta curioso que el profesor de Historia del Cine Americano y la profesora del otro curso están casados, o como lo pintó la profesora al hacer referencia uno de los alumnos a la manera de impartir clases del otro profesor: "si, ese hombre con el que duermo todas las noches [caras de espasmo entre el alumnado]... de manera legal [risitas]".

Pues bien, la profesora resulta ser argentina (porteña, creo yo, por la manera de aspirar las eses) y aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid me presenté al final de la clase y le conté que estaba escribiendo un libro sobre el Cine de José Luis Garci; y le entusiamo la idea. Le comenté que me gustaría saber un poco más sobre el impacto en Argentina de su primer cine, y a las pocas horas me mandó su tesis en la que se referencia los cortes sufridos por sus películas por parte de la dictadura argentina. No solo eso, sino que la buena mujer me ha dado enlaces y teléfonos para que siga investigando. Y lo que más me ha impresionado, es que me ha pedido que le deje Canción de Cuna (1994).

¡Sabía que si indagaba, acabaría encontrando a alguien más a parte del "incombustible Cortina" (ojo, no es ningún boxeador) que mostrase interés en el libro!

sábado, 19 de junio de 2010

Bipolaridad

Supongo que andais todos con el corazón en un puño por saber que tal fue la presentación del corto. No os culpo, la expectación levantada por mi calidad como cineasta hace comprensible este hecho. Y no creáis que no me habría gustado escribir antes, pero la compañía que me suministra el servicio de internet tuvo a bien cortármelo de motu propio, y como me iba a cambiar de casa decidieron que no era rentable conectarme de nuevo en la casa antigua.

Bueno, a lo que vamos. La verdad es que la presentación salió a pedir de boca. A los profesores (que antes habían criticado la película, recordad) les gustaba bastante, habiendo dicho mi profesor de producción que se trataba de una película muy madura (faltaría más que con 32 palos fuese inmadura) y que, como productor, con lo que veía, no tenía dudas en que me podría ofrecer un trabajo más grande.

Así que, con ese ánimo nos presentamos en el estreno, que no hubiera sido lo mismo, sin la presencia y los ánimos de Mar y Miguel, que habían tenido a bien venir de visita y que no se asustaron ni un poco al saber que iban a tener que ver ocho cortometrajes realizados por estudiantes (algunos infumables).

Mi corto se proyectó el primero y, teniendo en cuenta que casi llegamos tarde al estreno, no me dio tiempo a ponerme nervioso. Se apagaron las luces, se encendió el proyector y ahí estaba el fruto de seis meses de trabajo (no intenso, no lo voy a negar, pero trabajo al fin y al cabo). La gente se rió cuando se tenía que reír, y el resto del tiempo no se lo que hicieron, porque estaba oscuro y la sala de la Warner Brothers era bastante grande. El caso es que al acabar, la gente me dijo que le había gustado (eso se dice siempre, yo también dije que algunos me habían gustado y no era el caso) pero además, un estudiante de actuación de una escuela de aquí en Hollywood, me dijo que quería que dirigiera un corto suyo. Esto para mí fue un halago, la verdad, porque quiere decir que si de este corto mío, me ha salido la opción de hacer otro, es que tengo opciones.

Pero lo mejor de la noche estaba por llegar. Esa misma mañana, habíamos hecho el tour por los estudios de la Warner y, sabiendo que por la noche estaríamos dentro, me aseguré de que la guía nos indicaba donde estaba la productora de Clint Eastwood (Malpaso). Así que después de la proyección y esperando a que todos se largaran, en lugar de salir por el camino por el que habíamos entrado, dimos un ligero rodeo para acabar en la puerta de la productora. La anécdota no va más allá, porque evidentemente a esas horas no quedaba nadie en las oficinas, pero por lo menos me pude hacer una foto en la entrada. Y yo tan contento.

Seguimos andando hasta la entrada, donde estaban los de seguridad, y para disimular nuestro desvío, nos hicimos los despistados aludiendo al follón de calles que son los estudios y dijimos que nos habíamos perdido. No les importó mucho que anduviéramos sin control por el estudio, y se mostraron muy amables. Así que nos deseamos unos a otros un grandioso fin de semana y salimos triunfantes por el mismo lugar por el que habíamos entrado unas horas antes. 

Me recordó a las historias de Pat Hobby, del gran  F. Scott Fitzgerald; imborrable.

domingo, 6 de junio de 2010

Elección

Estoy ya en el último empujón al corto; concretamente completando los títulos de crédito, y en este punto se me ha planteado una duda. Bueno, más que duda (que no lo es) es un proceso electivo difícil: el nombre artístico (En este punto del texto escucho carcajadas varias).

Pues no, señoras y señores, no es ninguna tontería. Es algo que hay que plantearse, ya que el uso del nombre real puede dar lugar a algún tipo de triquiñuela por parte de quien sabe quién. El estar protegido por un nombre artístico, creo que es algo que permite... no sé, algo. A lo mejor es un simple desvarío por el calor sofocante de Los Ángeles, pero ¡que coño, yo quiero un nombre artístico! No quiero ser menos que Paquita Rico, Carmen Sevilla, Sarita Montiel, o... La Chunga, sin ir más lejos. ¿Qué hubiera sido de nuestras folclóricas sin sus nombres artísticos? ¿Le habrían pagado a Sarita Montiel un millón de dólares si hubiese mantenido su nombre de bautismo: María Antonia Alejandra Vicenta Elpidia Isidora Abad Fernández? ¿Hubiese enamorado Carmen Sevilla a España como María del Carmen García Galisteo?

He estado barajando posibilidades, y la verdad es que se reducen a una única idea: Andrés de Otero. Y permitirme explicarlo: ya que uno de mis apellidos es Otero y el mítico Blas de Otero tiene la suerte de ser pariente mío, pensé que podía adoptar este nombre a modo de homenaje y para vanagloria suya. Tiene un sonido suave al oído, nada agresivo y es suficientemente común para recordarlo ¿Qué os parece?

Acepto sugerencias.