La vida del artista es dura. La incomprensión, las críticas, el vacío institucional,... todo sin un verdadero motivo. El arte es arte, y cada uno lo interpreta a su manera. Eso es así.
Bueno, estas estupideces vienen a cuento porque más vale prevenir. Ya me están empezando a llegar las primeras críticas por parte del profesorado y gente de la industria. Y he de confesar, que no son muy alentadoras.
El primero en ver el corto fue mi profesor de dirección. Si es que se le puede llamar así. Nunca nos ha dado una clase normal, siempre contando batallitas. Pues bien, su primera impresión: estupendo, magnífico, bien hecho. Todos en clase sabemos que su opinión no cuenta porque básicamente pasa tres pueblos de nosotros, así que no la tengo en cuenta.
Justo después de él, para crear un poco de polémica, fui a ver a nuestro jefe de estudios. Salió escandalizado. Un bodrio insufrible, donde esta la historia, y demás lindezas, me hacían sospechar que quizá el profesor de guión tampoco había puesto todo lo que había que poner por su parte. Yo, en cuanto a este aspecto discrepo, porque por otro lado, he obtenido buenas críticas del guión y fue lo que hizo tener a gente currando gratis en el proyecto.
A continuación se lo enseñé al profesor de cinematografía, en cuyo criterio confío, y le gustó mi manera de rodar, pero tenía ciertos peros con algunas escenas. Yo estoy de acuerdo con él, y por ello le he hecho caso.
Mi profesor de guión, de nuevo, ha tenido buenas palabras para mi dirección y para el look de la película, pero me ha dicho que tengo que recortarla a la mitad (en ello estoy).
Un tipo que conozco aquí en Los Ángeles, que lleva 20 años en la industria, se unía a la opinión del jefe de estudios en cuanto a lo aburrido de la película, pero iba un poco más allá, la tachaba de autoindulgente.
Pero las palabras que más me han gustado son las del profesor de edición: "evocar aburrimiento no consiste en aburrir a la audiencia". Por lo visto esto se lo dijeron a él en su segundo proyecto en la universidad. Debe ser algo que se transmite de generación en generación o algo así.
Así que ya sabéis, cuando os enseñe la película, no dudéis en decir lo que pensáis, porque los palos ya me los he llevado, y probablemente para entonces ya tendré la piel curtidita.
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