sábado, 27 de junio de 2009

Aretha Franklin at the Hollywood Bowl: Enorme




Mi "vida social" ha empezado con fuerza: he ido al concierto de Aretha Franklin en el Hollywood Bowl, un anfiteatro espectacular, sede veraniega de la Orquesta Filarmónica de Los Ángeles, con capacidad para 20.000 personas más o menos (el más grande de Estados Unidos) y completamente al aire libre.




La llegada a tal, en principio, distinguido lugar me ha dejado perplejo. Si creíamos que en España éramos los reyes del "dominguerismo", estábamos equivocados. Los americanos siempre que hacen algo, lo hacen a conciencia y se especializan de tal modo que ridiculizan a los creadores de la idea original. Pues bien, la gente llegaba preparada con carritos frigoríficos, botellas de vino y champán y tarteras con comidas elaboradísimas. Era un espectáculo ver como esas masas grasientas en las que se han convertido los americanos no perdonan una comida. Alitas de pollo, fajitas preparadas, arroz, salchicas,... de todo. (En la película Wall-E, la de Disney, lo calcan)




Con cierto retraso, subían al escenario una aceituna negra gigante con aspecto de mesa camilla. Los aplausos y gritos desaforados de la gente indicaban que era ella, The Queen of Soul, Aretha Franklin. Al cantar las cinco primeras canciones (moviditas, eso sí: Think, RESPECT, etc..) y ahogada, la reina ha ido a cambiarse los faldones. Entre la gente de mi alrededor empezaba el murmullo, parecía que el concierto se había acabado, que ya lo había dado todo. Un tipo extravagante que había delante de mí, comentaba con aire jocoso que por lo menos aguantaba más que Diana Ross encima de un escenario.




Nada más salir del escenario, de entre el público, ha surgido un grupo de música brasileña para intentar animar al respetable. Yo a aquello no le veía ningún sentido, y parte de los que se sentaban a mi alrededor, creo que tampoco.




Al reaparecer, la aceituna traía nuevo modelito y ahora amenazaba con un escote que no paraba de secarse con unos pañuelos dispuestos encima del piano para tal fin. Piano del que no se soltaba ni a tiros. Todo lo que fuese alejarse medio metro le debía dar vértigo.




En general el concierto no ha estado mal y me alegro de haberla visto en directo, pero creo que esta señora, a la que he admirado siempre, ha perdido la corona de reina hace mucho tiempo. Es vergonzoso que se suba a un escenario con ese peso; un día van a tener que sacar picadores para que no se congestione y así no le cueste tanto entrar en calor. Sólo me ha molestado una cosa: ante un público en su mayoría blanco, hablaba como si estuviese ante un público eminentemente negro. El mítico Reverendo Jessie Jackson, Halle Berry y Angela Basset (que pasó detrás de mí y yo no la ví), Jennifer Hudson, estaban en el concierto o les nombró por alguna razón, y ella hacía referencia a ellos/as como nuestros actores, nuestros cantantes, etc... Yo creo que no tiene sentido hacer ese tipo de diferencias con los tiempos que corren, señora.




En los últimos premios Grammy, Beyoncé presentó a Tina Turner como The Queen (cosa que picó a Aretha) y no le faltaba razón, la capacidad de entrega en un escenario no se puede ni comparar y de capacidad vocal, creo que están muy a la par.




Con lo que ha sudado en el escenario se le ha tenido que abrir bastante el apetito. Miedo me da pensar la cantidad de hamburguesas que esta noche se va a meter entre pecho y espalda la buena señora...


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